con susurros de papel.
Son salmos de amor
que sobre tu piel caen,
se deslizan suavemente,
se deshojan y te visten de versos.
Son presagios de instintos
que corren por tu cuerpo.
Como un arroyo de ternura,
crecen desde tu boca
y desaguan en la espesura de tu asombro.
Son dos gotas de este poema
qlue ruedan cuesta abajo,
entre la curvatura de tu exaltación y la quietud
de este deseo desgajándose
en gemidos.
de este deseo desgajándose
en gemidos.
Levitas en el aire, como pétalos de suspiros
y es tan ingrávida y deletérea la felicidad
que nada sigue, nada vuelve. Como la eternidad.
Apenas te suspende la respiración de la noche,
aunque estés afuera de su marcha hacia la luz,
porque de marfil es ahora el tiempo
y de ébano tus ojos lustrosos, sin memoria.
Si te sonrojas sentirás de nuevo la fragilidad
y te caerás de esta breve inmortalidad.
No vuelvas al barro de los dolores.
Quedémonos aquí,
como un recuerdo de lo que seremos.
(C) Hugo Morales Solá
1 comentario:
Excelente poema Hugo,con tu certera pluma ensalzas y sublimas el viaje amoroso que es la propia vida.
Sensibilidad, sutileza y sensualidad.
Un abrazo amigo poeta
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