El Papa villero
La opción por los pobres
El papa Francisco ha dicho que quisiera “una Iglesia pobre y para los pobres”. Esa será la marca de su papado. Seguirá la utopía de Juan XXIII que quería que “la iglesia fuese especialmente la Iglesia de los pobres”. Ya no cabe ninguna duda de esta afirmación, que se parece poco a un pronóstico, si se lo conoce mínimamente a quien fuera hasta hace unos días atrás el arzobispo de Buenos Aires, esa ciudad hedonista y egoísta, a quien Jorge Bergoglio llegó a llamarla “casquivana, vanidosa y orgullosa”. Pero Buenos Aires no es más que un espejo de la realidad latinoamericana, hace mucho tiempo que dejó de ser la ciudad más europiezada de Sudamérica, atravesada de pobreza extrema, injusticias sociales de toda laya y desigualdades insoportables que hacen tan difícil la convivencia de su sociedad. Esa es la “circunstancia” que Francisco lleva grabada en su alma y que hizo de él un gran defensor de la dignidad de los pobres de su ciudad, de su país y de su cont…
El papa Francisco ha dicho que quisiera “una Iglesia pobre y para los pobres”. Esa será la marca de su papado. Seguirá la utopía de Juan XXIII que quería que “la iglesia fuese especialmente la Iglesia de los pobres”. Ya no cabe ninguna duda de esta afirmación, que se parece poco a un pronóstico, si se lo conoce mínimamente a quien fuera hasta hace unos días atrás el arzobispo de Buenos Aires, esa ciudad hedonista y egoísta, a quien Jorge Bergoglio llegó a llamarla “casquivana, vanidosa y orgullosa”. Pero Buenos Aires no es más que un espejo de la realidad latinoamericana, hace mucho tiempo que dejó de ser la ciudad más europiezada de Sudamérica, atravesada de pobreza extrema, injusticias sociales de toda laya y desigualdades insoportables que hacen tan difícil la convivencia de su sociedad. Esa es la “circunstancia” que Francisco lleva grabada en su alma y que hizo de él un gran defensor de la dignidad de los pobres de su ciudad, de su país y de su cont…