Debajo de tu sonrisa
se esconde el plumaje de las palabras.
Ahí se arropan mis esperanzas
y se adormecen mis insomnios.
Su sombra es un penacho de verdad
que rueda siempre sobre mi cabeza.
Con él puedo volar los vuelos que agita mi corazón.
Salgo a la calle y en el arenal de gritos,
las palabras flotan y me envuelven,
y me amparan.
Camino con ellas
y me aletean su alegría.
Juego con ellas
y me sostienen desde adentro.
Revoloteo en sus aromas
y me dan el aire que respiro
Mariposeo con su magia
y me hipnotizan sus rumores.
Escucho las palabras,
y escribo en el aire.
Pienso,
y escribo en el agua.
Duermo,
y escribo.
Escribo,
y sueño.
Respiro con letras invisibles
y puedo cantar su silencio.
Como un jilguero,
voy trinando las palabras,
silabeándolas, leyéndolas,
pensándolas, necesitándolas.
Como niños de la calle,
puedo verlas sueltas,
solitas, martirizadas y profanadas.
Han llenado las bocas de los hombres,
pero sus corazones las han vejado,
las han vaciado de sustancia.
Yo las recojo, las alivio y las respeto.
Las redimo.
Yo las salvo.
Ellas me salvan.
Ante ellas me prosterno y las reverancio.
Vinieron al mundo
para trenzar las inmensidades de cada hombre,
para acercarnos a la vida y alumbrarnos el alma.
Pero las encuentro apagadas,
tantas veces encendiendo la oscuridad,
negándonos, encegueciéndonos.
Incomunicándonos.
En el obraje de las palabras,
mis pensamientos se arman y se desarman.
Como un pastor de los vocablos,
voy arreándolos hacia la luz.
Como un hachero de tantos sofismas,
voy desmontando la espesura de sus trampas.
Como un catequista de sus mandamientos,
voy consagrando su esplendor.
A veces parecen inasibles,
se diluyen,
se elevan en su levedad
y luego caen de gravidez.
Dan a luz pequeñas palabritas
que van creciendo en una hiedra colosal
Yo la riego
y su ramaje crece adherido al tapial de mi alma.
Su sombra me va envolviendo
y sus juegos revoltosos me abrazan.
Como niños traviesos, me dan reposo y sosiego.
Bebo su savia y me arrulla su melodía.
Des-can-so.
(c) Hugo Morales Solá
viernes, 9 de marzo de 2012
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3 comentarios:
Sinceramente, llegué hasta aquí por la coincidencia del título de tu blog con uno de los míos, donde publico mis percepciones, pensamientos y anhelos. Aunque ni mucho menos con la calidad la calidad que me he encontrado aquí.
Me gusta mucho esta parte de tu poema:
"Escucho las palabras,
y escribo en el aire.
Pienso,
y escribo en el agua.
Duermo,
y escribo.
Escribo,
y sueño.
Respiro con letras invisibles
y puedo cantar su silencio."
Sublime...
Saludos Hugo, ha sido un placer.
Resulta muy interesante descubrir lo que significan las palabras para un poeta. Como en cascada, van cayendo y dejando su huella.
Me gusta la forma en que logras fundir caricia y pasión hasta lograr, mediante la intensidad, la simbiosis con la palabra. Enhorabuena.
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