Hay uvas que han muerto
para que su sangre no muera más.
Hay dioses que han muerto
para que todos se hagan uno.
Cuando los hombres descubran
que el estornino es espejo de su grey,
aunque vuele solo,
entonces, recién entonces,
morirán a la muerte.
Quieren perdurar y perdurar,
vivir como las higueras
para acopiar brevas
y henchirse de su propia gula.
Nadie más come donde comen ellos.
La vida es un bosque de nieblas,
donde caza y muere el cazador.
Dicen que los dioses han muerto
para ser uno.
Para que los hombres
descubran que no hubo principio
ni habrá fin.
Para que la sangre de las uvas
no muera más.
© Hugo Morales Solá
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