Diez días faltaban para el fin del mundo. El primer día, se resignó. El segundo, se rebeló y el tercero decidió no ser antes de la consumación de los tiempos. Volvió atrás: fue un joven, un adolescente, y en el cuarto día un niño. Al día siguiente ingresó al vientre materno. Al sexto día, llegó al embrión, luego a la semilla. Sintió su cola vibrar, pero seguía siendo. Era el séptimo día. En el octavo ya era testosterona y al noveno día se perdió en la sangre del padre sin conciencia de su ser. Esperará una más humana humanidad.
(C) Hugo Morales Solá
2 comentarios:
Si bien la idea ya fue tratada por Scott Fitzgerald (El curioso caso de Benjamín Button) y Alejo Carpentier (El viaje a la semilla), lo bueno de tu relato es el motivo (el anunciado fin del mundo) por el cual el personaje "decide" renunciar a la conciencia de ser y el estilo trepidante para condensar el relato en una desesperada cuenta atrás.
Enhorabuena.
La síntesis de la búsqueda desesperada de la Humanidad, tal vez mañana sea un día mejor..............
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