He visto al sol correr sobre tu piel.
Has visto mi alma encogerse de sombras.
He llorado con tus lágrimas
y has desesperado con mis desesperanzas,
para que nada de ti y nada de mí
nos pertenezca.
He visto mirarme desde tus ojos
y he visto mirarte desde mis ojos.
Hemos visto desnudarnos y mudarnos,
una y otra vez, cada partícula de nuestra corteza.
He visto al tiempo atravesarte de décadas.
Y juro: he acariciado con pasión
cada una de tus pieles.
La misma pasión que nos quemó.
La misma que nos incendia, todavía.
He sentido con tu dolor
el dolor de mi naufragio
y sé que mi naufragio
te ha dolido desde mi dolor.
He visto a este amor
rejuvenecer tus cabellos perlados
y devolver el color a mis barbas despintadas.
He visto herirnos el corazón como enemigos
y restañarnos después con nuestra saliva.
Hemos sido felices
sorprendiéndonos todavía con el pasado,
mirando caer una tras otra nuestras células
y vestirnos de nuevo para ser otros
y ser los mismos.
Ya no puedes ser tú sin mí.
Ya no puedo ser yo sin ti.
Tú y yo no somos uno.
Tú y yo, soy tú.
Tú y yo, eres yo.
(c) Hugo Morales Solá
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