lunes, 19 de diciembre de 2022

Narciso


Quiero ver a Narciso

Pero no tengo agua,

 ni siquiera un espejo.

Quiero ver a Narciso

Y sólo tengo una pantalla,

un mar deletéreo, que es sin  ser.

Me miro en él y no me miro.

Miro millones de Narcisos.

Como una cueva de murciélagos,

la noche los libera

y aletean a tientas su ignorancia.

Otros, se alzan con su dorada sabiduría.

Adulan, critican, agreden, ofenden,

rezan, cultivan la intolerancia, ayudan,

se aman, se lastiman, se perdonan.

Son amigos hasta que se eliminan.

Son hombres.

Menos sabios que los murciélagos,

más sabios que los hombres.

Miro la pantalla.

Me miro en el mar sin agua.

Soy un pajarito. Soy libro. Soy cara.

Soy caralibro.

Qué veo en este mar de Narcisos.

Agua de miserias, tempestades de soberbia,

deidades sin dios, fraternidades inconsistentes,

voluntarismos de terciopelo

que tienen la fugacidad del vacío

y sombras narcotizadas de vanidad.

¿Qué diremos a los cielos?

¿Que la nube llora lágrimas de vaciedad?

 

© Hugo Morales Solá

 



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